lunes, 28 de septiembre de 2009

El nuevo Kinderland

¡Hola a todos! Ha pasado largo tiempo desde la última vez pero como prometí, aquí tendréis de nuevo más vivencias en un país extranjero. Me disculpo nuevamente por las entradas en el blog anteriores, que vaticinaban cambios que nunca llegaban, pero ahora, por fin, puedo desvelaros lo que se ha ido cociendo.

¿El por qué de la demora? Cuando inauguré “Mimo en Kinderland” en un principio mi intención como escritor era la de dar a conocer a mis allegados el día a día durante mi experiencia Erasmus. Ahora retomar el blog después de tanto tiempo (en realidad sólo conté el primer cuatrimestre de mi estancia, aunque en cierto modo tuvo su propia lógica ya que la aventura continúo in crescendo pero eso sí, cada vez más basada en las enriquecedoras experiencias interpersonales, por lo que es mejor dejarlo en privado).

¿Por qué ahora y no antes? Porque a mi regreso a España, comencé una nueva andadura universitaria, Estudios de Asia Oriental, una licenciatura actualmente en vías de extinción tras las nuevas reformas educativas, en la cual podía optar a una beca de intercambio de estudios, esta vez no limitada a Europa. Y qué menos que Japón con destino predilecto cuando mi itinerario en la nueva carrera estaba basado en su cultura.

Así pues, en febrero de 2009, la llamada de Anaïs, una compañera de clase por aquel entonces y una verdadera amiga en estos momentos, confirmó mi selección como uno de los becados para el presente curso 2009-10 en Japón y justamente en Osaka University, la universidad japonesa que fue mi primera opción de las tres disponibles (Sophia (Tokio), Tokyo University of Foreign Studies (Tokio) y University of Osaka (Tokio)).

A pesar de todo, tuvimos que esperar varios meses hasta recibir la documentación enviada desde Japón para tramitar todo el proceso del intercambio. En mi caso, tras meses de tortuosa espera y graves contratiempos (a poco estuve de quedarme en España), por fin el pasado 24 de septiembre tomé un vuelo dirección Osaka en pos de una experiencia más revolucionaria aún que todas las vividas, al fin y al cabo, se trataba de mi sueño.

¿Por qué de nuevo Kinderland como título? Sé que no es apropiado seguir denominando a este espacio “El país de los huevos Kinder” porque no se trata de Alemania, sin embargo, Kinderland va conmigo, es mi mundo interior, la forma en que interpreto la realidad. Así pues, Kinderland no es una entidad física, como tampoco han dejado de gustarme los golosos chocolates Kinder…

Sin más preámbulos, nos vemos mañana con una verdadera nueva entrega, mis primeros días en Osaka. ¡Espero que lo disfruteis!