sábado, 1 de diciembre de 2007

26 de noviembre

Fuimos a comer a la mensa y después preparar las presentaciones orales en inglés que tendríamos que presentar aquella tarde. Eran dos en total para Patri y para mí: una sobre lo que quisiéramos, temática libre; y la otra sobre tradiciones y fiestas populares del lugar del que procediéramos. Decidimos hacer la presentación sobre cultura en conjunto y la verdad es que el resultado fue apoteósico.

Antes de ir a clase, estuvimos calentando motores preparando los esquemas de nuestras presentaciones con el “brainstorming” o lluvia de ideas. Coincidimos con unos compañeros del curso de conversación durante la espera y estuvimos hablando un rato sobre tonterías, pero fue gracioso. Ya en clase, primeramente Patri habló sobre recetas típicas de España para toda la clase: tortilla de patatas (cuyo origen fue durante un periodo de hambruna y escasez de alimentos. Fue fruto de la creatividad de la gente, que decidió mezclar los pocos ingredientes de los que disponían), paella (en Levante saben mejor debido a la mayor concentración de cal en el agua. Su origen fue el aprovechamiento de marisco que no se vendía) y gazpacho (recomendado en verano para combatir las altas temperaturas). Resultaba curioso ver cómo los compañeros de clase tomaban nota de las recetas. Lo mejor fue cuando una chica (de la que nos consideramos seguidores no confesados, porque cuando se pone a hablar, no para. Nos aburre con sus largas conversaciones y también nos marea por tanto como gesticula, pero en el fondo nos cae muy bien. Lo de seguidores no era broma) nos dijo que unos amigos suyos franceses le habían preparado un guiso muy rico con patatas, aceite y quizá huevo, a lo que le respondimos que era exactamente lo explicado, tortilla de patatas (esta vez se lo dijimos en castellano, porque no asociaba “tortilla” con “spanish omelette”, el nombre por el cual Patri se refería al castizo guiso). Fue una pena no poder llevar muestras para que probaran las exquisiteces.

A continuación, di una clase magistral de introducción al sistema de cómics japoneses, los manga. No parpadeaban siquiera de tanto como alucinaban. Les mareé un poco con tanto término específico y tanta clasificación. De nuevo, respondía a una serie de preguntas que me iban haciendo. Entre sus observaciones, las más destacables fueron sobre el sistema de lectura (de derecha a izquierda) y por qué no estaban a color las revistas que les enseñé, que si eran para colorearlas. Les dije que no eran a color porque normalmente se producen con poco tiempo para que los autores puedan colorear los cómics, pues además son productos de consumo rápido. También que no solo eran para niños, pues había temáticas de todo tipo, con enfoque adulto incluso. Finalmente, me preguntaron desde cuándo leía cómics y si también dibujaba, a lo que respondí que leía y dibujaba desde que tengo uso de razón.

Seguidamente, cada uno empezó a explicar las costumbres destacables de sus lugares oriundos. Hubo festejos de todo tipo: matrimonios (con cosas tan poco usuales como llenar la calle de las futuras parejas con cacharros y regalos varios), carnavales, fiestas religiosas, etc. Sacamos en conclusión que en toda Europa lo que la gente busca realmente de una celebración es consumir alcohol, y en grandes cantidades. Todas las fiestas acababan en borrachera ineludiblemente.

Helen, la chica habladora, habló sobre la fiesta de Pascua en su pueblo. La peculiaridad aparte de colorear los huevos es que la gente se dedica a empapar con cubos de agua a los que se dirigen a misa ese día, por lo que no pueden entrar chorreando a la iglesia. Tampoco hay excepciones para los que quieren guardar en casa, pues nos contó que un año despertó alarmada de su plácido sueño porque alguien de su familia decidió despertarla a base de chorros de agua fría (en vivo su explicación ganaba, con sus múltiples gesticulaciones).

Por fin llegó nuestro turno. Patri comenzó hablando de la geografía española, haciendo hincapié en La Alhambra (Granada) y su nominación a las 7 nuevas maravillas del mundo. Continuó hablando de las comidas típicas nuevamente, el folklore y las peculiaridades de las diferentes zonas. A continuación, expliqué las principales y más conocidas celebraciones: los sanfermines (de vez en cuando Patri colaboraba con pequeñas aportaciones, tal y como había hecho yo con su exposición. Al final acabamos haciéndolo en conjunto tal y como habíamos planeado inicialmente), donde les advertí de que eran divertidos (de paso introduje el tema de la tauromaquia, de la cual explicamos que si bien era popular, paulatinamente ganaba detractores. Les explicamos que la mayoría de los jóvenes no nos identificamos con esa costumbre que consideramos cruel y recalcamos las protestas que se hacen cada año en contra de estos eventos) a pesar de todo. Les explicamos que eran varios días de corte etílico y que a pesar de que atraía a mucho público internacional, mucha gente a muerto corriendo frente a los toros (también cité algunas polémicas como la acontecida este verano con el padre pillado in fraganti con el hijo, lo que le costó la custodia).

A continuación, les hablé de las romerías: en qué consistían, qué se hacía, y de nuevo que tuvieran cuidado con vigilar la cartera y no sufrir ningún accidente de tráfico, pues la gente no controlaba sus límites con el alcohol, especialmente en fiestas. En segundo lugar, llegaron las conocidas fallas, en las que la gente construía figuras que se mofaban de los políticos y personajes populares, así como algunas de gran artesanía y belleza, para ser quemadas al poco de cogerles cariño (este hecho les traumatizó, causando gran conmoción en el aforo). Por la noche llegaban los fuegos artificiales, que eran muchos, variados y coloridos. Igualmente, les advertí de los peligros que conllevaba presenciar aquellos espectáculos, pues las cenizas ardientes que caían podían llegar a quemarles el pelo o la ropa e incluso dejarles ciegos, por lo que les aconsejé que huyeran.

Alucinaron con nuestra exposición, estaban exaltados y boquiabiertos, pero habían disfrutado con lo que les explicamos. Añadí posteriormente la tradición de los castells o torres humanas catalanas, para los que la gente se preparaba previamente con mucho entrenamiento para subir unos encima de otros pero que igualmente había casos en los que la torre se desmoronaba y alguien caía para bien matarse o quedar paralítico. Fue cruel pero creímos conveniente que conocieran ambas facetas de las fiestas populares, la divertida y la peligrosa. Acabamos entre risas animándoles a que fueran de visita a España pero al mismo que tuvieran cuidado, pues todas las fiestas eran divertidas pero peligrosas.

Finalmente, Anton explicó una leyenda acerca del 1 de marzo en Moldavia (en el cual, según la leyenda, el sol en forma humana era liberado del aprisionamiento de un dragón, que le mantuvo cautivo hasta que los moldavos le liberaron. Pero el guerrero más valeroso fue herido y la sangre que derramó en la nieve que se derretía queda simbolizada en los pétalos de los almendros que florecen con la llegada de la primavera y dos pompones que Anton trajo (que parecían arrancados de las cortinas de su abuela), uno blanco y otro rojo. Por supuesto, la celebración acababa en borrachera, como cada tradición europea que se precie. Lo curioso es que existe una leyenda japonesa casi idéntica cambiando los nombres en la leyenda y los almendros por cerezos) y Emily, la profesora, detalló la celebración de Acción de gracias y algunas fiestas locales. No recalcó las partes etílicas de las celebraciones que comentó, al parecer, inexistentes (claro que, luego encuentras que en las fiestas de quinceañeros muchos consumen alcohol e incluso drogas duras como el éxtasis. Que no, que no van a dárnosla con la doble moral americana de nuevo).

La chuchería de aquel día fueron unos bastones de pan tostados muy salados, pero igualmente apetecibles.

3 comentarios:

Jeparla dijo...

Si es que todo las fiestas son peligrosas. O casi todas.

Abajo los toros! Toreros asesinos!!
(si no lo decia no era yo)

Anónimo dijo...

Solo un apunte mein freind. Las torres humanas catalanas se dicen castell y los castellers son los pobres incautos que las suben xD
A mi lo que me mola de las fiestas es el papeo, ahora toca marisco, pavo y canelones en vena xDD

mimotaku dijo...

Jep: les mostramos un cartel que nos gustó cuando lo vimos: TORTURA, NI ARTE NI CULTURA

Puf.. queda demostrado mi (nulo) dominio del catalán. Ahora lo cambio. Esta es la prueba de que no me compro Musculman por la excusa de putear a Glenat!! xD