jueves, 10 de enero de 2008

14 de diciembre

La tarde anterior, horas antes de la fiesta de Efferen, la pasé al completo en la facultad explicándole los apuntes de la asignatura de fonética a Laura Mesqui, una amiga efferina. A pesar de todo el barullo que le introduje, estuvo atenta todo el tiempo y demostró que podía adquirir rápidamente los conocimientos (realmente es difícil asimilar toda una asignatura en una sola tarde, pero ella pudo. Decía que era por el maestro, pero tampoco quiero fardar).

Así pues, en la fiesta de Efferen, los tres (Patri, ella y yo) decidimos a pesar de la falta de horas de sueño acudir a clase. La susodicha clase comenzaba a las 10:00 y teniendo en cuenta que llegué de la fiesta sobre las 06:30 de la madrugada, apenas dormí un par de horas, pero aún así, estuvimos presentes firmes como un cirio mi alumna y yo en la clase.

Por la tarde, quedé con Anton para intentar solucionar un conflicto que tuve con el paquete que había enviado a España unas semanas antes. Este hecho me impidió dormir la merecida siesta. En la oficina de DHL no fueron amables con el pobre Anton, pero se nos pasó pronto el cabreo cuando fuimos a reunirnos con Laurita y Neri, previo paso por una chocolatería, para planear nuestra salida por Bonn.

2 comentarios:

Jeparla dijo...

Yo lo paso muy mal en clase cuando no duermo bien. Y mas que las tengo a la hora de la siesta, y aunque nunca duermo la siesta, el sueño esta.
-_-

mimotaku dijo...

Es horrible, te quedas amodorrado entre los dos mundos: el terrenal y el de los parajes de Morfeo.
Te acompaño en la fatiga, también he tenido clases por la tarde durante toda la carrera, pero, ojo, elegidas. Prefiero parecer un zombie durante la sobremesa a toda la larga mañana xDD