jueves, 10 de enero de 2008

15 de diciembre

El día de la visita a Bonn. Teníamos previsto ir en bicicleta por lo cual Anton se ofreció a prestarme una. Me acerqué a su barrio y desde allí nos fuimos en bicicleta hasta la parada del tren. Llegamos al punto de encuentro una hora más tarde de lo acordado y Neri deseaba matarnos, porque llevaba una hora esperando por mi culpa.

Metimos las bicis como pudimos en el vagón (bloqueando una salida, aunque no había otro remedio). Fuimos observando el triste y frío paisaje de los pueblos que había entre la hora de camino que separaba Köln de Bonn, capital de Alemania hasta la caída del muro de Berlín. Anton nos comentó que merecía la pena repetir el viaje en primavera, con los campos verdes.

Al llegar a Bonn, la primera impresión que nos dio fue que parecía ser más pequeñita que Colonia. Para colmo, los edificios eran casi idénticos y también estaba invadida de mercadillos navideños clones de los de Köln. Aparcamos las bicicletas y fuimos merodeando la zona. Empezó a anochecer sobre las 16h así que fuimos a picar algo para comer (unas salchichas a la brasa, muy típicas de los puestos navideños) y paseamos por el centro de la ciudad, encontrándonos conciertos, atracciones y sobre todo sitios caros para comprar, por lo que no nos prodigamos en ello.

Como oscureció, nos perdimos y acabamos llegando accidentalmente hasta la casa de Bethoven, reconvertida en museo. La pena fue que estaba cerrada cuando llegamos, pero al menos cumplimos el objetivo de encontrarla. Nos reímos un rato en una tienda junto al museo, tonteando con unas marionetas y unos patitos de goma. Solo nos quedaba visitar la facultad de teología de la universidad de Bonn, donde estudió Nietzsche, pero como no contábamos con mucho tiempo más, pues teníamos pensado asistir a la cena de navidad que el resto de la gente había organizado, decidimos invertir el tiempo restante en dar otro corto paseo con las bicicletas, por lo que acabamos tomando té en un bar dedicado al Che Guevara.

Finalmente, decidimos ir a comprar para montarnos la cena navideña por nuestra cuenta, ya que tardaríamos en subir de nuevo a Colonia, cocinar y prepararnos. Acabamos cenando en el piso de Neri tortilla de patatas y ensalada de queso y tomate. Realmente fue uno de los días en que mejor lo he pasado aquí.

2 comentarios:

Jeparla dijo...

Que grande es Nietzsche.

mimotaku dijo...

Solo superado por Zaratustra y el superhombre, bueno y por la gran misoginia que profesaba. Qué curioso que las creaciones superen al creador :S