miércoles, 14 de noviembre de 2007

10 de noviembre

Me levanté temprano. Pude permitírmelo porque la noche anterior me eché a dormir antes de lo habitual. Me preparé para ir a la oficina de Deutsche Post nuevamente, que me encontré en cerrada siendo escasamente mediodía. Creía haber visto que cerraban más tarde y de hecho llegué escasos minutos después de la hora de cierre. Estaba animado esa mañana por lo que no me puse a maldecir a los funcionarios esa mañana por impedir nuevamente que enviara el paquete. Como no tenía nada preparado para el carnaval realmente, decidí ir al mercadillo que se montaba todos los sábados cerca de la universidad.

Me puse a reflexionar de camino a Neumarkt y caí en la cuenta de que llevaba justo un mes viviendo en Colonia. Todo ese tiempo ha pasado volando, en parte porque me encuentro muy a gusto con mi actual estilo de vida. En ocasiones me siento como si llevara viviendo aquí toda la vida, compartiendo las costumbres de los alemanes, y en otras tantas siento como si apenas acabara de aterrizar, aún sin contar con baremos temporales. No echo especialmente de menos mi tierra oriunda, quizá porque internet me acerca a ella y mis allegados cada vez que lo deseo. Si hubiera venido en otra época y en diferentes circunstancias, como mi abuelo, que vino a trabajar a Hamburg durante un cuarto de siglo, pensaría en aquello que me es tan familiar desde una perspectiva radicalmente diferente. Me encuentro cómodo en la opinión de aprovechar las oportunidades que se presentan y tomar las nuevas empresas con todo el entusiasmo posible para poder llevarlas a cabo satisfactoriamente. Para lamentarse y extrañar hay mucho tiempo y procuro no malgastar apenas instantes de mi estancia en ello.

Tan absorto en mis pensamientos iba que me olvidé de por qué estaba en Neumarkt esperando el tren, haciendo retrospectiva sobre mi primer mes de estancia, que decidí no ir al mercadillo y pasear aquella mañana por el centro. Cuando sentí que los rugidos de mi estómago me pedían combustible, cogí un tranvía de regreso a casa. Pensé que ya se me ocurriría algo para el disfraz del día siguiente.

La plaza de Neumarkt, parada de autobuses
Mi segunda casa en Neumarkt, Mayersche
El helado gigante sobre Mayersche, ¡qué ganas de darle un bocado! Aunque sea de cartón-piedra...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

1 mes ya tío, cuando vuelvas vendrás rubio y todo xD. Mi record fuera de casa no pasa de 10 días, un poco triste xD

Jeparla dijo...

Pues mi record esta en ir al pueblo desde finales de julio a primer dia de septiembre... Sin ordenador!! Por entonces yo era un niño inocente que no conocia las influencias de internet...
¿En febrero vuelves o estas mas tiempo alli? (esque en mi facultad los Erasmus creo que vienen solo un cuartimestre, aunque no estoy seguro al 100%)
Por cierto, mola el helado de carton-piedra...

mimotaku dijo...

¡Rubio en plan superguerrero! ¡Mola!
Mi beca es para todo el año, pero en mi universidad también hay becas de solo un cuatrimestre.
También he pasado largas temporadas en el pueblo de mis abuelos (aunque era en contra de mi voluntad, que allí no había Canal Sur para ver dibujos xD). Estaba como vosotros, siempre he salido poco tiempo fuera de casa (exceptuando excursiones o vivir en Madrid por los estudios)