sábado, 10 de noviembre de 2007

02 de noviembre

Por la mañana fui a clase. En Alemania son reacios a coger puente por lo que se ve. Al terminar, intentamos nuevamente enviar los faxes preguntando en todas las papelerías cercanas a la facultad. Al final le dije a Patri que iría a Neumarkt a intentarlo en Deutsche Post (el Correos local). Allí me atendieron diciéndome dónde podía enviarlos porque ellos no ofrecían ese servicio. Siguiendo las indicaciones del de la oficina llegué giré una calle y llegué hasta el barrio gay de Köln, a juzgar por los escaparates de las tiendas. ¡Si yo solo quería enviar los faxes! ¿Tan mal me expliqué?

Al final de la calle llegué a una copistería y una señora me indicó que iba por buen camino pero que el locutorio quedaba a la izquierda de su tienda. Finalmente alcancé mi objetivo aunque no pude completar lo que me proponía porque el fax remitente de la universidad comunicaba. Le estuve explicando al que me atendió, un señor turco, que probara con los prefijos varias veces, quitando y poniendo ceros. No resultó y el señor me dijo que no debía pagarle si no enviaba el fax. Retrocedí hasta Neumart y entré en un locutorio que parecía ser caro. Efectivamente, mi intuición ha incrementado en Alemania (en breve os daré más razones) puesto que así era, dos euros me cobraron por un solo folio por una cara, frente a los 1,8 euros que me hubiese costado en el locutorio turco enviar los dos documentos (el mío y el de Patri). La dependienta, una chica joven, me dijo que si quería volver a intentarlo tenía que volver a pagar pero tuve que darle pena porque me dijo que por esa vez me perdonaba el intento. Al final solamente lo intentó con un documento, sin resultado satisfactorio, pero cobrándome los 2 euros que os he comentado.

En la hora de la comida coincidí de nuevo con Reddi, que se preparaba para ir a trabajar. Al momento entró Dennis y se echó las manos a la cabeza al verme. Dijo algo en alemán y empecé a reírme, hecho que no esperaba. Le dije que había entendido lo que había dicho y se extrañó por lo que me lo explicó en inglés. Le dije que efectivamente, la broma había consistido en que siempre que me veía en casa me encontraba comiendo. En cierta ocasión me preguntó que dónde echaba todo lo que comía, cómo lo hacía para no engordar, a lo que le respondí que mi secreto era ir al baño y descargar lo necesario (me han sugerido que no sea tan explícito con el relato, pues parece demasiado detallado, pero ya sabéis que todo es para que sea una lectura entretenida y bien construida. En este caso, si no lo explicaba, la broma perdía su gracia. Siento si hiero sensibilidades). Lo cierto es que así era, el punto de encuentro es la cocina-comedor, por lo que siempre me pillaba o cocinando o engullendo.

Por la tarde, estaba enredando con unos cables buscando entre ellos el del enchufe de la tostadora para merendar un poco de nocilla, cuando Dennis salió de su cuarto y de nuevo se le escapó un comentario en su idioma. Me reí de nuevo y le aposté a que adivinaba lo que había dicho (sobre todo porque me quedé con la palabra clave, Kaputt): que era: “ajá, ¿con que eras tú quien estropea los cacharros?” con lo que se puso rojo como un tomate.

Antes de coincidir por Messenger con algunos amigos españoles por la noche (apenas pude cenar de la demanda que tenía), fui a visitar a Cristina, quien tenía visita de sus padres. Con ella estaba su hermana, a la que me presentó, pero al verla tan atareada procuré no entretenerla más de lo necesario.

2 comentarios:

Jeparla dijo...

Aqui en Madrid tampoco tuvimos puente, por cierto, ¿metes nocilla en la tostadora o algo parecido?

mimotaku dijo...

Ups =.=
Ahora que lo dices suena un poco mal, pero no, lo que tuesto es el pan xD
Mierda! Me has pillado, era yo quien rompía los electrodomésticos como mi compañero señalaba...