domingo, 18 de noviembre de 2007

14 de noviembre

Desperté en clase de conversación alemana. Al terminar la clase, Laurita me presentó a Neri, una andaluza muy simpática, con la que estuvimos comiendo en la mensa. Henner llamó a Laura para quedar con nosotros en el comedor vegetariano. Cogimos la comida del comedor de la primera planta y comprendí al instante por qué no había estado nunca en aquel comedor: estaba en la planta más alta, demasiado esfuerzo para cargar con la bandeja sin empezar a comer. La sala era espaciosa pero demasiado iluminada, al menos en donde me senté, porque me daba todo el solazo en la cara (aquí los rayos son más perpendiculares, hay menos horas de luz y la luz es menos incidente pero también molesta en el mediodía). Al menos como recompensa encontré un gorro de lana que alguien había olvidado. Comimos pescado aunque no sabría especificar cuál, el caso es que estaba rico.

Al volver a casa me pasé directamente por el supermercado, para no tener que dar tantos viajes y hacer la necesaria compra semanal. Había quedado con unos amigos por la noche para tomar algo y pensé en aprovechar la tarde, pero pasó volando, como de costumbre. Me esperaban en Rudolfplatz para ir a algún pub. Primero pasamos por una pizzería para picar algo y después fuimos a un local donde resguardarnos del frío. El sitio estaba bien y aunque la cerveza era más cara de lo habitual, lo cierto es que me entretuve en aquella velada. Estuvimos hablando con Henner y Sergio, dos compañeros a los que seguro ya he mencionado anteriormente, y con Thomas, un Erasmus italiano muy buena gente. Laura y yo estuvimos conversando con él y siempre nos respondía en italiano, aunque le entendíamos perfectamente y él a su vez nuestro castellano. Tocamos temas políticos, culturales y de diversa índole pero la conversación fue fluida.

Volví a casa hablando con Sergio en el metro, que resultó ser el compañero de clase de Neri, tanto en España como aquí, pues estudiaban Pedagogía. En la parada de metro me encontré con Reddi, mi compañero de piso, y fuimos comentando cómo había ido todo en el día. Le deseé suerte para el examen que afrontaría al día siguiente.

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